Consejos para conservar el queso (II)
La conservación del queso es un aspecto vital al que, muchas veces, no se le presta demasiada atención. El frío, el calor, el recipiente donde lo guardemos o el tiempo que ha pasado desde que lo empezamos pueden arruinar el mejor de los quesos. Por eso es tan importante aprender a conservarlos de manera adecuada.
Si sometemos a calor a un queso, el proceso de fermentación se acelera, mientras que si lo hacemos con frío, se ralentiza. Respecto a la humedad, cuando esta es elevada, aparece el moho, pero cuando hay poca humedad ambiental, el queso se endurece, se seca y se resquebraja. Entre 4° y 14°, con una humedad de entre el 70 y el 80% son las condiciones ideales de conservación para el queso, aunque, como ya dijimos en la primera parte de este artículo, cada queso necesita una forma diferente de conservación. Ya hemos hablado de la temperatura y el envoltorio adecuados, ahora toca referirse a otros aspectos que son también importantes.
El tiempo de conservación
Como ya hemos dicho, cada queso es un mundo, por lo que no todos aguantan el mismo tiempo. Por general, el tiempo de consumo preferente de un queso sin empezar es largo, pero el alimento va perdiendo sus características de humedad, textura y sabor al estar en la nevera, por tanto, los quesos más pequeños, los poco curados, los de pasta blanda y los quesos bajos en grasa son los que menos tiempo deber mantenerse en el frigorífico. Unos 15 o 20 días sería un plazo correcto. El queso blando se conserva menos tiempo que el curado debido a que posee más contenido en agua, lo que hace que aumenten las posibilidades de crecimiento de bacterias y hongos. Por tanto, es aconsejable consumirlo lo antes posible.
En el caso de las tortas, también hay que consumirlas cuanto antes. Nunca hay que guardarlas más de un mes. Los quesos de cabra de pasta prensada se pueden conservar entre 1 y 2 meses, si tienen un peso de 1 kilo, un poco más sin son más grandes. Respecto a los quesos de oveja de pasta prensada son los que más tiempo se pueden conservar, 1 kilo se puede guardar durante meses, además cuanto más dura sea la pasta y más grasa sea la leche se conservará en mejor estado. Los quesos azules de formato grande se conservan en buenas condiciones durante un mes, mientras que los pequeños tienden a resecarse en una semana.
Consumir un queso de la nevera
Para poder disfrutar de todas las cualidades de un queso que previamente hemos conservado en la nevera, este debe atemperarse antes. La temperatura idónea para consumirlo es de entre 18 y 20 grados en el caso de los quesos blandos y de entre 22 y 24 grados para los quesos de pasta dura o semidura. Podemos sacar el queso de la nevera una hora y media antes de comerlo, aunque cuanto más dura sea la pasta del queso o cuanto más grande sea el queso, más tiempo necesitará para llegar a su estado ideal. Si el queso lleva bastante tiempo en la nevera, puede aparecer una ligera capa de moho o que la parte exterior se haya endurecido. En ese caso, podemos cortarla y seguir disfrutando del resto del queso.