El queso te puede cambiar la vida
Puede parecer exagerado, pero es cierto, el queso te puede cambiar la vida. Que se lo digan a Rubén, José Luis, Ángel o Maite. Ellos se dedicaban a otra cosa, vivían alejados del universo láctico, pero un día, el queso se cruzó en sus vidas y no pudieron decirle que no. Porque el queso y su elaboración enganchan.
Era impensable hasta hace algunos años que alguien abandonara un puesto de trabajo estable y dejara atrás la ciudad para irse al campo a hacer quesos. Hoy, el mundo del queso artesano está lleno de personas con historias apasionantes que un día acudieron seducidos por la llamada de este alimento, lo dejaron todo y empezaron una nueva vida.
Como José Luis Martín, que después de trabajar durante años en la multinacional sueca Ericsson, decidió volver a su tierra, un pequeño rincón de Extremadura, a pastorear un rebaño de cien cabras y a elaborar algunos de los mejores quesos que se han elaborado en esta zona. Hoy José Luis es un reconocido maestro quesero que se dedica a formar y a asesorar proyectos relacionados con el queso, además de ser el responsable del área del queso del Taller de los Sentidos del Salón Internacional de Gourmets.
Un caso similar es el de Rubén Vallbuena. Doctor en geografía y consultor de la ONU en diversos países. Cambió el traje y la corbata por la camiseta y la bata con solo 30 años. Abandonó su vida en Madrid y se instaló con su familia en Ramiro, un remoto pueblo de Valladolid, en el que elabora queso de leche de ovejas de raza castellana y quesos a medida para grandes chefs como Martín Berasategui, Ramón Freixa o Paco Roncero.
José Luis Alonso, que con 22 años decidió seguir los pasos de sus abuelos, que se habían dedicado a elaborar quesos de Gamonéu del Puerto en el pasado. José Luis dejó la casa de sus padres y se mudó a vivir con sus abuelos. Durante dos años estuvo trabajando para ahorrar y poder comprar sus propias ovejas y cabras. Al poco tiempo ya estaba elaborando uno de los quesos más exclusivos de nuestro país. El joven se sumaba así a los únicos cuatro pastores que hasta ahora elaboraban de forma oficial Gamonéu del puerto, asegurando el futuro de la producción artesanal.
La historia de Ángel y Maite tampoco es frecuente. Dejaron Madrid hace 30 años para trabajar en una granja-escuela en Caudiel, una localidad valenciana. Algunos años más tarde, encontraron una casa en Almédijar, un pequeño pueblo de la Sierra de Espadán, al sur de Castellón donde empezaron a elaborar quesos con leche de oveja y de cabra que exportan a numerosos países y que han recibido un buen número de premios. Su quesería fue seleccionada por una importante y especializada publicación francesa, como una de las 750 mejores del mundo.
Algunas de estas personas llegaron al mundo del queso buscando sus raíces, atraídos por unos antepasados que ya se dedicaban a trabajarlo, ya fuera como pastores o ganaderos o queseros; otras no habían tenido ningún contacto hasta que decidieron romper con sus vidas anteriores, pero todos ellos profesan amor y dedicación por un sector que les sedujo sin remedio.