El queso en la Navidad: cómo maridarlo (III)
Cuando hemos elegido el producto, cuando hemos decidido en qué momento servirlo, cuando solo queda disfrutar… pon atención al detalle. La bebida con la que acompañamos el queso tiene un efecto definitivo en el sabor y puede desencadenar una experiencia única
La vida tiene esos momentos maravillosos; cuando te sientas ante una chimenea en un día de lluvia; cuando te reúnes con tu grupo de amigos después del trabajo; cuando el olor que proviene de la cocina despierta tu apetito. Esos momentos son la esencia del resto. Tan buenos de por sí, que parece imposible mejorarlos, pero lo cierto es que adquieren un sabor especial si además se riegan con una copa de vino. Piensa en su efecto entre las manos. Pues bien, la Navidad, los reencuentros con la familia, las abundantes mesas de comida, y las tablas de queso confeccionadas para la ocasión, funcionan de la misma manera. Es maravilloso el producto, es única la ocasión, pero escoger la bebida con atino hace que la cena sea perfecta.
El maridaje del queso con el vino es un clásico debido a la afinidad entre ambos alimentos. De hecho, salir de vinos lleva casi aparejado pedir una tabla de quesos. Por lo general, suelen acompañarse de tintos, pero esta tradición va revirtiéndose en favor de los blancos y los vinos dulces, que han demostrado igual solvencia que sus hermanos en esto de ser consortes.
El maridaje del queso con el vino es un clásico debido a la afinidad entre ambos alimentos. De hecho, salir de vinos lleva casi aparejado pedir una tabla de quesos. Por lo general, suelen acompañarse de tintos, pero esta tradición va revirtiéndose en favor de los blancos y los vinos dulces, que han demostrado igual solvencia que sus hermanos en esto de ser consortes.
Es complejo elaborar un manual para combinar las infinitas referencias vinícolas con las numerosas variedades queseras, todas marcadas por sus particularidades. No obstante, aquí van algunas ideas que puedes tener en cuenta cuando sirvas la bebida en tu mesa de Navidad:
- Quesos cremosos con blancos ligeros. Si apuestas por un queso de Tetilla, o incluso por un Torta del Casar, deja los tintos a un lado. Mejor destensar con vinos blancos más afrutados y vinos espumosos capaces de dar vitalidad al paladar.
- Quesos azules con vinos dulces. Es falso que el vino dulce solo pueda servirse en el postre, pero si cierras el menú con este tándem de contrastes, saldrás triunfador de la ocasión. Imagina un Gamonéu combinado con un vino de Oporto.
- Quesos curados con tintos de intensidad media. A los quesos de la Mancha no les interesa que les resten el protagonismo. Combinan bien con vinos de sabor fuerte, como los tintos, pero mejor de intensidad media para un resultado equilibrado.
- Quesos ahumados con vinos fuertes. Son dos personalidades duras, y si se juntan en la boca, generan una explosión enorme. Un Ribera del Duero regaría a la perfección un San Simón da Costa, ahumado, de vaca, con notas de madera duraderas.
- Quesos frescos con espumosos. Las burbujas son vida, y aligeran los sabores. Esto le viene fenomenal a los quesos blandos, que no buscan ser más pesados, sino mantener sus características esenciales. También funcionan bien con blancos ligeros y secos.
En los últimos tiempos, también se han popularizado las catas de queso maridadas con cerveza de especialidad, una combinación que suena menos romántica, pero logra sorprender a los escépticos del mundo de la uva. Si alguno de ellos se sienta a tu mesa esta Navidad, ten en cuenta estos consejos: mejor quesos de vaca, que sean blandos, y cervezas rubias, sin demasiada complejidad. Si vas a por todas, entonces rígete por la norma de la intensidad: es decir, que a los quesos más suaves les acompañe una cerveza ligera, y que a los maduros les correspondan otros sabores más complicados. El maridaje por contraste es mucho más complicado en esta modalidad, aunque como en todo, se puede optar por la prueba y el error.
La vida es riesgo, y con las armonías de sabores nunca se sabe. ¿Has escuchado hablar del maridaje entre cócteles y quesos? Vale, vale… Eso para después de la Navidad.