Flor de Esgueva, un queso perpetuado por cinco generaciones
Esguevillas de Esgueva, un pequeño pueblo al este de Valladolid, vio nacer hace muchos años un queso cuya receta ha llegado intacta hasta nuestros días
Flor de Esgueva es uno de los quesos más reconocibles de Castilla y León, un queso lleno de historia. Todo empezó en 1946 en un pueblecito perteneciente a la comarca de Páramos del Esgueva, en Valladolid. Una zona de pastos frecuentada por los pastores transhumantes en sus rutas. Fueron los pastores los que descubrieron este queso de oveja local cuando este empezó a comercializarse, aunque el queso ya tenía prestigio entre las gentes de la comarca. Atraído por los rumores de aquel queso, un empresario de la zona se desplazó hasta el pueblo para conocer el secreto de su elaboración y decidió que tenía que dar a conocer aquel manjar que le había fascinado.
Tiempo después la pequeña quesería nacida en Esguevillas de Esgueva se trasladó a la vecina Peñafiel, corazón de la Ribera del Duero. Más de 70 años después es Lactalis, la empresa quesera con más denominaciones de origen de todo el mundo, la que desde allí elabora Flor de Esgueva como siempre se ha hecho, respetando la misma receta ancestral que ha pasado de padres a hijos durante cinco generaciones.
¿Qué tiene este queso para haber perdurado así? La leche cruda de las ovejas de una tierra abrupta, de intensos veranos y crudos inviernos tiene mucho que ver; también el trabajo con el que los maestros queseros elaboraban paso a paso el queso o el laborioso proceso de secado durante 8 meses.
Mucho tiempo y muchos quesos después, en la fábrica donde hoy en día se elabora Flor de Esgueva se sigue notando el olor a leche cruda de oveja. La artesanía sigue estando muy presente. El volteo del queso se realiza de forma manual cada quince días durante los primeros tres meses para permitir que la humedad se reparta de manera uniforme. A la forma tradicional de elaborar el queso se le ha unido la incorporación de las últimas tecnologías para garantizar la máxima calidad alimentaria. La elaboración del queso es, además, un motor económico para la zona. Mucha gente del pueblo trabaja en la fábrica y numerosas familias de las comarcan dependen de esta actividad.
Flor de Esgueva Viejo y Flor de Esgueva Carácter
Flor de Esgueva Viejo es un queso elaborado únicamente con leche cruda de oveja y madurado en corteza natural un mínimo de 7 meses. Al degustarlo se pueden apreciar notas agradables de leche de oveja y una nota dulce y de cereales muy personal. En boca tiene textura mantecosa a pesar de su larga maduración, mostrándose amable a la vez que potente en sabor.
Para los que prefieren un ritual más intenso, Flor de Esgueva Carácter es un queso añejo madurado un mínimo de 9 meses, con una textura seca, dura y compacta pero quebradiza al corte y de color pajizo. Tiene notas intensas a leche de oveja que evoca a frutos secos y tostados. En boca tiene se combina un punto rancio y picante en perfecto equilibrio, con un retrogusto muy persistente y largo.