Mamá, papá… quiero ser quesero
Escuchar a tu hijo o hija estas palabras, debe ser realmente bonito pues estamos inmersos en una época en la que las aspiraciones de muchos jóvenes pasan por ser youtuber, futbolista o participante de reality show
Algunas administraciones, aunque son más las empresas privadas, se acercan a los colegios para que los más pequeños, las nuevas generaciones, conozcan el queso y todo lo que lo rodea. Pequeñas excursiones a granjas o queserías, o talleres en la propia clase de su centro escolar, se convierten en una auténtica aventura para los benjamines de la casa.
Ver y hacer queso con sus propias manitas, puede tener mucho trasfondo ya que los objetivos son múltiples. La diversión está presente mientras que se potencia el trabajo en equipo. La recuperación de trabajos y procesos artesanales que se van perdiendo. El consumo de productos alimenticios de elaboración propia y la creación de hábitos de consumo lácteo.
Si además se ha podido combinar con el conocimiento, y la existencia en muchos casos, de la profesión de ganadero o pastor, el círculo aun se cierra mucho más y la experiencia es mucho más instructiva y sensibilizadora ya que muchos niños solo han visto una cabrita o una vaca en la pantalla de su tablet.
Que la leche se convierta en queso, así, como por arte de magia, hace brillar los ojos a los peques y después de poder prensar la cuajada y no encuentran el momento de llevarse a la boca el queso que han elaborado ellos mismos. Lo cierto es que son momentos muy bonitos para un niño de primaria.
Pero extrapolemos todo esto a adolescentes que después de la ESO empiezan con ese conflicto interno de tener que elegir que “quieren ser”. Unos tiran al bachillerato y otros optan por la formación profesional, en la que encontramos muchas y diversas familias. Una de esas familias es la de Industrias Alimentarias y dentro de ella, se pueden hacer dos cosas: un Certificado de Profesionalidad en Quesería de Nivel 2 (470 horas) o bien Técnico en Elaboración de Productos Lácticos (1400 horas).
Por supuesto, hay diversas entidades vinculadas al mundo del queso (o no) que ofrecen cursos formativos presenciales o a distancia con contenidos que te permiten tener conocimientos básicos en la elaboración del queso. Además, otras personas apuestan por ir a trabajar directamente a una quesería y aprender del boca a boca del maestro quesero.
En cualquier caso, aunque pocas, las opciones están y si les gusta y apasiona, seguramente cualquiera de tus hijos te va a decir un día “quiero hacer queso”.
Javier Campo
Frommelier/Sommelier
www.sumillercampo.com
javier@sumillercampo.com