Queso de Los Beyos, cremosidad asturiana
El queso de Los Beyos cuenta con el sello de Indicación Geográfica Protegida, un reconocimiento a sus particulares características
Nos encontramos ante una gema láctea clave para la gastronomía de Asturias. El queso de Los Beyos se elabora tan sólo en el municipio de Ponga, en el Oriente de Asturias, el vecino concejo de Amieva y en pequeños núcleos poblacionales de la provincia de León, pueblos productores que limitan con las fronteras asturianas y que se empapan de la tradición y la cultura quesera que tanto abunda en Asturias.
El punto diferenciador de este queso lo encontramos en su sabor y textura, sumamente especial y sedosa pero firme. Un queso que es todo cremosidad y caricias al paladar. Para su elaboración, se emplean leches de vaca, cabra y oveja, sin mezclar. Así se obtienen quesos de sólo una leche, muy diferentes entre sí y de sabores definidos. El resultado, un producto ligeramente ácido pero suave. Según sean de leche cruda o pasteurizada, la maduración se prolongará durante un periodo mínimo de 60 días en el primer caso o 20 en el segundo.
El formato de este queso es clásico, cilíndrico, con caras planas o un poco cóncavas. No suele superar el medio kilo y su interior se protege con una corteza fina, rugosa al tacto, de color que va desde un pardo ligero a un amarillo cremoso o pálido. El interior: una pasta que va de semidura a dura, bien conformada, sin presencia de ojos. En algunas variedades, la pasta es quebradiza y al cortarla, se desmenuza en trozos medios.
El animal productor de la leche determina el color final de la pasta, blanca si es leche de cabra y marfileña para los quesos elaborados con leche de vaca o de oveja.
Cuando el olfato interviene al catar un queso de Los Beyos, se aprecian olores y aromas suaves, que son más prominentes en el queso de oveja y de cabra. Las tres variedades son por lo general poco saladas y ligeramente ácidas, un equilibrio de sabores que juega en el terreno de la extremada agradabilidad.
El queso de Los Beyos, junto a otros grandes de Asturias como el Cabrales o el Gamonéu, atestiguan que Asturias es territorio quesero, con siglos de tradición y un prometedor futuro lácteo.