Un archipiélago de quesos: quesos de las Islas Baleares
Playas, gastronomía, ocio y quesos excelentes. Las Islas Baleares son territorio quesero con Denominación de Origen
El archipiélago balear está formado por las islas de Mallorca, Menorca, Cabrera, Ibiza y Formentera, además de algunos idílicos islotes y algunos islotes de aguas cristalinas; pero además de bellos paisajes, hay una industria ganadera que genera la materia prima necesaria para elaborar quesos de sabores trabajados e históricos.
Queso de Mahón
El queso de Mahón es también conocido como menorquín, ya que su zona de produccón está radicada en esa isla. En 1985 fue reconocido con el sello de DOP, lo que evidencia la importancia que tiene para la despensa quesera española.
Estos quesos, que van del kilo y medio a los 3 kilos, presentan una curiosa hendidura en la parte superior. Su corteza exterior es de marcado color amarillento o de naranja casi rojizo, un tono producido por el aceitado o por la adición de pimentón. Cuando se elabora de manera artesanal presenta las marcas propias del paño de algodón, atado por sus cuatro puntas, que se utiliza durante el proceso de curación.
El queso de Mahón se elabora con leche de vaca cruda o pasteurizada. En ocasiones se le incorpora hasta un 5% de leche de oveja menorquina, cosa que le da más carácter. Su sabor es algo ácido, salado. Según su nivel de maduración, va de lechoso a picante y fuerte. La pasta es firme, en ocasiones cremosa y en otras dura y algo seca. Pequeños ojos salpican la superficie de estos quesos, que se comercializan curados y semicurados.
Queso de Mallorca
En la principal isla del archipiélago podemos encontrar quesos que, aunque no tienen el sello de Denominación de Origen Protegida, resumen con su sabor las tradiciones productoras del lugar. La ínsula cuenta con estupendos productos confeccionados con leche de oveja cruda, de vaca o con mezcla de leches, incluyendo leche de cabra.
De entre el amplio surtido de quesos, destacan los que emplean leche cruda de oveja roja mallorquina, una leche muy grasa que se cuaja con cardo. Estos quesos de pequeño formato tienen un sabor muy característico y con su incipiente popularización contribuyen a poner en valor la raza de ovino autóctona de las baleares, una raza en peligro de extinción que hoy vuelve a pastar en los campos del interior de Mallorca.