Té y queso, el último maridaje de moda
Tienen más en común de lo que parece. Combinar té y queso puede ser igual de atractivo (o más) que hacerlo acompañado de vino.
Al vino le han salido otros competidores. Hace poco hablamos de cómo la cerveza también puede ser un buen acompañante del queso, ahora hay que añadir otra nueva bebida: el té. En nuestra cultura no estamos acostumbrados a tomar té con alimentos salados, por lo que la combinación nos pueda parecer extraña, pero tanto el té como el queso son ricos y complejos, y al juntarlos pueden complementarse y mejorarse mutuamente.
El queso y el vino combinan estupendamente debido a los taninos del vino. El té, especialmente ciertos tipos como el té negro, el té puerh o el té oolong es también muy rico en taninos y realza el sabor del queso igual que hace el maridaje clásico de queso y vino. A esto hay que añadir una característica propia del té que no tiene el vino. La temperatura del té despierta una serie de matices y texturas del queso que solo percibimos al beber una bebida caliente y aromatizada.
El té se puede comparar con el vino si consideramos sus múltiples perfiles gustativos y aromáticos. De la misma forma que todos los vinos vienen de la uva, todo el té vienen de la misma planta, la Camelia sinensis. La infinidad de tipos de té son sub-variedades producto de la genética y el cultivo. Su procesamiento y el entorno (lo que en vino se denomina terrorir) hace que cada variedad tenga su propia personalidad. El té es naturalmente astringente, e incluso hay algunos tés que se añejan de una manera determinada como el buen vino.
Existen un gran número de variedades y especialidades de esta bebida según su procedencia y el grado de oxidación al que han sido sometidas las hojas de la planta, desde el té blanco, té verde, Oolong o té azul, té negro también llamado té rojo, matcha, darjeeling, kuchica… Esto hace que siempre haya un té con unas características propias que pueda combinarse con alguno de los innumerables tipos de queso que existen en el mundo y realce el sabor de ambos alimentos. Incluso el emparejamiento correcto provocará lo que es llamado el ‘tercer sabor’ que a menudo sucede con algunas combinaciones de comida y bebidas.