Los quesos perfectos para el verano
Con la subida de las temperaturas, nuestra alimentación cambia. Dejamos atrás los guisos y las comidas contundentes, los sustituimos por otros más ligeros. Es tiempo de sopas frías, ensaladas y platos fáciles de digerir. ¿Qué pasa con los quesos en esta estación? ¿Cuáles son los más adecuados?
Al queso también le afectan las altas temperaturas. Cuando este alimento entra en contacto con el calor pierde parte de su grasa natural, lo que influye en su textura y su sabor. Por ello en esta época del año cobra especial importancia como guardemos el queso, que debe mantenerse en un sitio fresco. Como ya apuntamos en un post anterior sobre la mejor manera de conservar el queso, entre los 4 y los 12 grados sería su temperatura ideal. Algo muy complicado en los meses estivales. Por eso, sobre todo durante el verano, el queso hay que dejarlo en la nevera.
En esta época podemos sustituir los quesos más curados por otros más ligeros, que podemos añadir a las ensaladas, el plato por excelencia del verano. El queso fresco combina a la perfección con cualquier tipo de ensalada. Sea con tomate, orégano y aceitunas negras, o de brotes tiernos, champiñón crudo, nueces y piñones. Las alternativas para mezclar quesos y verduras son infinitas. Una tabla de quesos es también una de las mejores formas de tomar este alimento en la temporada de más calor. Es fácil y rápido de preparar, una opción ideal para compartir entre amigos. Otra forma de consumir queso en verano es en los postres. El queso es el ingrediente principal de muchas tartas y helados deliciosos. Se puede tomar también al final de la comida acompañado de frutas como melocotones, higos, cerezas; o si se prefiere, con miel o mermelada.
Los quesos de vaca tiernos con una maduración corta son excelentes para los meses de julio y agosto. Son cremosos y ligeros y podemos fundirlos fácilmente. Los quesos asturianos de pasta blanda o el queso gallego de Tetilla son un buen ejemplo. Si preferimos los quesos de cabra, mejor elegir un queso fresco o aquellos con corteza enmohecida que los protegen de las altas temperaturas. A la hora de elegir un queso de oveja, en verano son más recomendables los menos maduros. Y para acompañar este tipo de quesos, lo mejor es hacerlo con vinos blancos frescos, un cava o algún espumoso. ¡Feliz verano!